El Arcoiris

El libro
Se dice que siempre hay que mirar en alto en busca de la esperanza. La esperanza te da alas, te hace volar, pero, cuando se te cortan las alas, interviene la tragedia de «I» del «Ícaro» y empieza una constante lucha entre «el elefante de la habitación» y… el «b» del «Ícaro»… Porque a nosotros, a nosotros los humanos, nos toca enfrentar más desgracias que gracias divinas.
Cada uno de nosotros lleva su cruz, sus penas, sus alegrías. No hay que tenerle envidia a los que lo llevan mejor que tú, y tampoco hay que sentir desprecio u asco por los que no lo han logrado. La vida es segundos… y nunca sabes lo que te puede traer. Por eso es mejor mirar hacia abajo, no hacia el cielo, para ver por dónde pisas, a quién y qué pisas en tu camino, y darte cuenta de que algunas personas lo pasan peor que tú. Esto te da confianza y el sentido de agradecimiento.
El arcoíris es un cuento sobre hechos reales en un ambiente social e histórico real, y doy fe de que muchas personas se encontrarán en unas de estas situaciones vividas por el personaje principal. Ojalá no fuera así, pero, por desgracia, lo es. Inocencia perdida antes de tiempo, violencia doméstica, violencia sexual, maltrato, pobreza… son marcos que, triste y lamentablemente, no afectan únicamente a una persona, sino a una sociedad entera.
Todas las situaciones límites, los conflictos, tanto internos como externos, crean una historia que impacta. Pero no se trata de juzgar personas, ni de racismo, ni de religión o feminismo, pero se quiere ser un ejemplo para todos los hombres y las mujeres, para las madres, los padres y sus hijos, para la gente que busca la libertad y coherencia emocional en su propia manera de pensar, de sentir, de ofrecer y percibir… la vida.
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ISBN: 978-84-1082-878-0
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Tapa blanda con solapas
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15x21 cm
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Páginas: 609
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Adrisí Miló
Adrísi Miló (1976)
Nací y crecí en Rumanía, en los últimos años del comunismo que patroneaba el país, convirtiéndome, con la caída del sistema político, en «una persona más» de la primera, pero frágil, generación que se enfrentó a una nueva época y a todos los cambios radicales que suponía «la democracia», esa libertad tan deseada pero tan difícil de asimilar después de tantos años de encadenamiento con sobrevivencia garantizada.
Una democracia que no tenía ni forma ni fondo, pero ofrecía, a gusto, falsas ilusiones. Igual que muchos de mis compatriotas que compartíamos los mismos sueños, me tocó viajar por Europa en busca de la «felicidad». Se supone que conocer países, costumbres, gentes tendría que ser una experiencia conmovedora, interesante, con el fin de «conocer»… Pero no es así. Aunque cada día aprendí algo, no siempre fue de manera muy placentera. Aun así, mis experiencias vividas sirvieron para fortalecerme como persona.
He dedicado los años anteriores a estudiar Etnología, Historia y Literatura Universal. Estos estudios llevan, conjuntamente, a un mejor entendimiento de la psicología humana y del desarrollo de las sociedades durante los siglos, desde la creación del hombre hasta nuestros días. Por ende, considero que «el arte», en todas sus formas, es la disciplina más indicada para manifestar creencias e ideas que van a concretarse en un mensaje específico. Y como amante de la literatura, también considero que la imaginación no tiene que faltar en nuestras vidas. Pero, a veces, la realidad vence a la fantasía.
